"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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04-08-2015 |
Amodio en formato libro (2)
c.e.r
Cuando Hector Amodio Perez hace su reaparición pública (2013) muchos creían que posiblemente estuviera muerto. La sorpresa fue manifiesta y la desconfianza a hacerse eco de sus primeros intentos de comunicación también. Historiar hoy las idas y venidas, el desconcierto de las redacciones, tanto de la prensa “progresista” y gubernamental, como la de la opositora, tradicional y burguesa, deja al que acometa el esfuerzo, con una sonrisa irónica.Es en el marco de ese desconcierto y esos cabildeos que el diario El Observador decide tomar la iniciativa y se contacta con el “supuesto” Amodio. La tentativa fue coronada con el mayor éxito mediático posible. Se obtuvo una foto de Hector Amodio Perez y hasta una entrevista. Las ediciones del periódico, concitaron la atención del público, es decir, el esfuerzo era premiado por el público comprando las ediciones. Un verdadero gol de media cancha, el “scoop” mediático, de la primera década del comienzo del segundo milenio en “el paisito”.
Rápidamente se formalizaron los primeros contactos y el reportero-estrella del matutino, Gabriel Pereira, viajó expresamente a España a entrevistar al célebre personaje que reaparecía luego de 41 años. La envidia mezquina, de los colegas de la prensa, tascó el freno.
Algunos como el muy “progresista” semanario Brecha, hizo el ridículo con un remedo de mariscaleo donde se convocó a figuras tupamaras históricas, para decidir sobre la cuestión, demostrando los convocados, la más completa y absoluta de las incapacidades como periodista-redactores. Los cegaban los prejuicios.
En la prensa “alternativa” cierto colega, intentó “contribuir” aportando la necedad de “un montaje fotografíco”. Pero todo fue en vano, Amodio Perez vivía, se multiplicaron las fotos y después se dieron a conocer las grabaciones filmadas de las entrevistas españolas en “bloques” que seguían concitando la atención del público.
El diario “El Pais” vocero de los grupos mas conservadores de la burguesía dependiente criolla, llegó hasta a invocar “a la inteligencia militar” según la cual, Amodio Perez estaba “oficialmente” difunto hace algunos años. Teniendo en cuenta que el actual titular de ese ministerio se ufanaba en pasado electoral reciente de que tanto a él, como a Mujica, “los soldados lo amaban” y tomando en consideración el escandalete reciente de las 18.000 o 20.000 municiones de guerra calibre 7.62 robadas de los arsenales que paga el pueblo contribuyente y de la cual el ministro se enteró por la boca del diputado opositor Trobo, 6 meses después del hecho, cualquiera con un poco de cacumen podrá notar que –como siempre- EFH “vende versos”.
Por más que EFH, se “vista de verde”, se queda en el vencido que siempre fue. Y los vencidos que se apresuran a hacerle fiestas (a lo perro) a sus vencedores, llaman al desprecio. Es la ley de la guerra. Nuestro “mariscal de las derrotas” aprende, por el camino de quedar en ridículo.
Traspié tras traspié, error tras error, mariscaleo tras mariscaleo, el hecho innegable se iba imponiendo. Amodio vivía y se mostraba incluso más saludable, rozagante y vital que sus antiguos rivales de dirección, los cuales están como dice el tango( y muestran los noticieros) completamente “fanés y descagayados”.
Ante el hecho, cada vez más innegable, el viejo zorro de la política criolla que es José “el Pepe” Mujica, formuló las primeras declaraciones, en las cuales pretendía aminorar ciertos juicios del pasado sobre el personaje, como la forma filosófica de ponerle “buena cara al mal tiempo” que se les avecinaba.
Porque una cosa estaba clara: Héctor Amodio Pérez, iba a dar “su versión” y más de uno se preparó para el turbión de “deschaves” que se avecinaba, sabiendo que “la historia oficial” recibiría –a través de Amodio- el último clavo del ataúd, con el cual quedaba lista para su final enterramiento.
Sobre estos aspectos del trabajo histórico, deberían reflexionar un poco, los historiadores “oficialistas” de nuevo cuño, desde Rolando Sasso, hasta el “hijo del Piraña” Gustavo Guerrero Palermo, sin olvidar a Walter Pernas y su mamotretito del “Comandante Facundo” libro cortesano “para hacer un peso”.
El tema del Traidor
Para ciertos círculos de antiguos militantes, un traidor no tiene derecho a hablar, y tampoco debe haber quien lo escuche, so pena de ser declarado cómplice.
El argumento es una de las tantas estupideces que salen de la cabeza de algunos que no han superado el estado “de stalinista primario, primate o, elemental”. Este es el aspecto que más críticas nos ha traido tanto en nuestros artículos del 2013, en contrapunto con Zabalza, como con algún que otro antiguo compañero.
Para el que intenta hacer Historia, el traidor es un testimonio más y punto. Lo mismo sucede-en el ámbito de la Justicia- para los jueces, fiscales y abogados.
¿Conqué “materiales” Eduardo Acevedo, escribió su formidable “Artigas” Alegato Histórico en tres tomos? ¿No tuvo necesidad de echar mano inclusive al “libelo de Cavia” y otros encumbrados personajes (generalmente unitarios y porteños) para liquidar de manera conclusiva la famosa “leyenda negra” sobre Artigas y hasta las lamentables “listas de sangre”?
¿Con qué elementos, -en la historia del socialismo moderno- tuvo que luchar Isaac Deutscher para rescatar al revolucionario ruso León Trotsky, de debajo de la formidable montaña de mentiras que se acumularon sobre este pretendido “perro muerto”? También, como en el caso de Eduardo Acevedo, el esfuerzo demandó sus tres gruesos tomos.
Si nuestros adversarios del “aparatismo”, el oficial, el siquitrillado y hasta “el perchado” se sacaran con premura de la cabeza, todos los “pajaritos” de su fantasía, si fueran capaces aunque más no sea por un instante recuperar el juicio sano, la voluntad de justicia elemental, abominarían de tales pavadas que solo tiene basamento en el subjetivismo más erróneo imaginable.
Amodio, es un testigo válido como cualquier otro, tiene la misma autoridad que los otros y (además de ser el único por el momento que conoció “los hechos” en su mismo “ajo”). Dice “su verdad”, para defender su nombre y sólo ese esfuerzo -después de un silencio de 41 años- convoca, o debería convocar, a la ecuanimidad y a la indulgencia. (Señalemos a ciertos “matasietes” de la “venganza” que jamás le hicieron nada al “Tino”, ni a los torturadores como Gavazzo, así que déjense de alardear, que Uds. “no arrancan” NI AUNQUE LOS EMPUJEN DE ATRÁS) El daño está hecho, los muertos- los mejores de nosotros todos- no los vamos a resucitar y para nada abogamos por el practicismo de corto vuelo, que los radicales de ahora, deberían exigírselo a los EFH, a los Mujica, a los Bonomi que están en el gobierno y se burlaron miserablemente –desde el poder- de las expectativas populares. Aquí hay que dejarse “de poses” y de morisquetas para ver los hechos de frente, nos gusten o no nos gusten.
No puede, además, ser excluido, es fundamental en la búsqueda de la verdad que tanto nos esquivan los otros, “los aspirantes a próceres y bronces”.
Lo que en cambio debemos aprender todos, es a movernos en el terreno resbaladizo de las verdades a medias, de las mentiras francas y de las falsificaciones.
Tomemos el libro de Amodio, como una referencia y señalemos algo que rompe los ojos: Amodio a citado a varias personas que pueden corroborar o negar sus palabras, sus relatos, los hechos que señala . Todas ellas viven, pueden hablar y pueden dejar sus testimonios. Enumeremoslas por sus nombres: EFH, Julio Marenales, Amilcar Manera Lluveras, el “negro” Mansilla, José Mujica, Engler, Zabalza, Julio Listre, Martínez Platero, Maria Elia Topolansky, Rodriguez Larreta, Marrero, Samuel Blixén, Anibal de Lucía, Wolf, Cámpora, Rosencof, y algunos otros más, que por el momento se nos escapan.
Todos ellos son citados en diferentes episodios, de una memoria que ha practicado y, seguramente fichado, prolijamente, a lo largo de los episodios que enumera, tanto como miembros participantes en ciertas reuniones, en varias discusiones que van a lo largo de la toda la historia del viejo MLN-Tupamaros y, en circunstancias fundamentales, de la historia pasada.
Todos ellos pueden ser interrogados por periodistas, convocados a mesas redondas de análisis y balance, a conferencias cibernéticas inclusive, donde pueden intervenir desde los lugares geográficos distantes donde cada uno de ellos residen, trabajan, viven o actúan.
El requisito que se necesitan son : periodistas avezados y con un conocimiento cabal y serio del tema que los ocupa, en panel de por lo menos dos , utilizando todas las técnicas que utilizan los jueces, o los policías especializados en tomar declaraciones. Sabiendo que el cristiano, en general, “es un bicho muy mentiroso” y que hay que aprender las mañas de cazarlo en las contradicciones.
Hasta nos atreveríamos a dar un señalamiento más, los testimonios más difíciles serán los de los más mentirosos, los principales sostenedores de “la historia oficial” porque se les viene abajo todo el castillo de mentiras con los que “curraron”, mintieron y engañaron todos estos años. Vamos a señalar los más peligrosos: EFH en primer lugar, Julio Marenales, José “Pepe” Mujica, el “ruso” Rosencof, Donato Marrero, el “negro” Mansilla y el “contador” Cámpora.
A esos personajes hay que aprender a “meterlos en la parrilla” con buenas baterías de preguntas, para hacer que caigan en las contradicciones que seguramente caerán si los interrogadores son hábiles.
El libro en cuestión.
De “Palabra de Amodio” o “la otra historia de los tupamaros” ya hemos dado la ficha técnica en el articulo anterior.
Ahora, señalaremos sus rasgos principales a modo de resumen.
Hay una primera parte, inicial , que esta basada en el manuscrito original que Amodio señala escribió en el cuartel del Batallón Florida y del cual recibieron copias su padre y Federico Fassano. Amodio señala que la falsificación en hojillas de fumar, puede haber sido obra de EFH y alguno de sus amanuenses del Florida. Es una tesis perfectamente posible.
Hay también una segunda parte , que es una batería de preguntas (algunas se repiten, con habilidad a efectos de chequear al entrevistado) que es obra de Jorge L. Marius y que –aunque lego- es la parte más interesante del libro.
Hay, finalmente , tres documentos finales, probatorios. Dos tienen importancia menor, pero el tercero es el auténtico original de la Historia de Héctor Amodio Pérez, escrita en el cuartel del Buceo.
Lo que asombra es la memoria fabulosa de Amodio, en enumerar los episodios que jalonaron sus discrepancias al seno del viejo MLN-Tupamaros, desde el Coordinador, su ingreso a la dirección después de Marquetalia, los diferentes episodios de la lucha interna dentro del viejo Penal de Punta Carretas, las modificaciones de los organismos que fueron pautando esa lucha luego del “Abuso”. Sus diferentes “renuncias” que nunca fueron aceptadas , hasta la fase final del Plan Hipólitos que culmirá en los ajusticiamientos del 14 de Abril.
De todos esos episodios Héctor Amodio Pérez, señala los participantes puntuales en cada uno de esos eventos. Volvemos a señalar que la inmensa mayoría vive . Es un trabajo paciente, metódico, que se condice con su fama de planificador eficiente que lo rodeó toda su vida política activa.
Registramos también un error: cierto libro que el califica como “Argelia, año 1” en realidad se llamaba “Argelia, año 8”, fue escrito por un periodista argentino, y fue publicado por una editorial, también argentina que se llamaba “campana de palo” Como tuvimos dos ejemplares del mismo podemos testimoniar. Fue –en su tiempo- una buena crónica de la resistencia argelina y las corrientes políticas que se agitaban al seno del FLNA.
El otro es una mentira grosera y una calumnia, con respecto al contador Feldman. Sobre el tema Fernando Moyano se ha expresado clara y definitivamente. El núcleo de las Juventudes Socialistas y miembros del Partido que después formaron el MUSP, siempre tuvo dentro del Partido Socialista una actitud crítica frente a los métodos de acción directa preconizados por “los tupas”. Más aún, los elementos oportunistas de ese mismo partido, siempre usaron a “los tupas” como EL CUCO que podían atizar contra los MUSPOS en ciernes. Julio Marenales Saenz, fue un vehículo esencial de esos intentos de amedrantar, una fea mancha sobre su pretendida “conciencia socialista”. Recientemente una antigua compañera de las juventudes socialistas de entonces (A.T) nos señaló ese episodio desgraciado, donde Marenales ejercicio un trabajo policial de bichón y corre-ve-y-dile del oficialismo socialista de entonces. El mismo, absolutamente el mismo papel, cubría hasta muy recientemente , cuando iba a recorrer el espinel de “los radicales” para después informar (ahora con guardaespaldas) dentro del engendro del MPP. “Stalinismo” de “picapedrero” de esa completa nulidad ideológica que es el “viejo Julio, cuadrado como una baldosa” .
El MUSP por tanto nunca tuvo asociación directa con el Coordinador ni con el viejo MLN-Tupamaros en ciernes – de allí el encono conque EFH, siempre se refiere al mismo - y muy mal sus militantes fueron entrenado “en tiro” por Hector Amodio Perez. Esa militancia tenía excelentes tiradores propios y el caudal de “herramientas” (las viejas pistolas Mauser, traídas por los exilados españoles de la guerra civil española y que en España se fabricaron bajo la marca de Fábrica TANQUE) que precisaban para ejercer la auto-defensa, en sus actividades sindicales, enfrentados a las patotas del principal exponente del reformismo criollo, el PCU. Tanto en Ancap, Municipales, en Bancarios, como en los sindicatos de la industria de carne (frig. Comargen y Cruz del Sur de Canelones) esa auto-defensa se ejerció, y bien que la temieron los reformistas, cuando militantes decididos, concientes y muy jóvenes, se enfrentaban a las patotas del amedrantamiento y las amenazas, representada por los lúmpenes “del vinacho”, reclutados en las “academias” de boxeo.
Para terminar este artículo, previo al balance final (que será objeto de un próximo artículol) es conveniente señalar algo más.
Romper con la izquierda tradicional, animarse “a pensar” la posible revolución uruguaya fue un trabajo enormemente positivo. No podía hacerse dentro del viejo PS ni del PCU.
En pasajes fermentales –uno de esos militantes- Jorge Torres lo señaló especificamente en su libro “La derrota en la mira” Edit. Fin de Siglo, edic. del 2002, 102 págs. Los pioneros que se echaron sobre sus hombros la tarea, estaban motivados por los mas genuinos y altos ideales de fraternidad y solidaridad con los más humildes y sufridos de los trabajadores y asalariados, hombres y mujeres, de nuestro pueblo. Aportaron –los más lúcidos y leídos de entre ellos- una reflexión genuina y franca: es posible hacer una revolución en Uruguay o había que dejar la tarea a nuestros nietos?, señalo específicamente Jorge Torres.
Después “con los tumbos del camino –dice Atahualpa Yupanqui- se entran a torcer las cargas”, aquellos tumbos, las “practicidades” de la obra en ciernes, el origen ideológico diferente, la juventud extrema de muchos ellos, el ansia de competir, las ambiciones personales, las rivalidades, hicieron también, su trabajo de zapa.
Creían los más nobles y puros de todos ellos, que esos “problemas” se solucionarían en la lucha revolucionaria, como guerrilleros, el “escalón más alto de un revolucionario” diría Ernesto Che Guevara, creador y fomentador de una nueva mística de la lucha y el sacrificio que ha sobrevivido –como ideal humano- su muerte y se ha trasmitido a las nuevas generaciones.
La tarea, en Uruguay –también en el resto de América Latina- demostró que esa era una verdad relativa.
Es por eso que renace hoy día –entre los que no están “arrepentidos” y/o ganados por el descreimiento, el oportunismo y el escepticismo- elementos fundamentales de la doctrina de Carlos Marx.
El “socialismo” no es “moco de pavo”, no es meramente tarea de una revolución (puede involucrar, en el proceso, varias y/o sucesivas). Tendrá “guías” o “vaqueanos” de diferente calibre y calidad. Líderes que desaparecerán y serán efímeros, oportunistas y hasta cobardes, inclusive “traidores” de diferente formato.
El “socialismo” además no implica cualquier cosa: es “además de la expropiación de los expropiadores”, el manejo de la producción y la sociedad toda por los “productores libremente asociados”. Todo esto debe comprender a cabalidad por el colectivo social y por cada uno de los militantes. No implica los gobiernos –como los “progresismos” actuales- que intentan darle “un rostro humano” al capitalismo dependiente, ni implican el “socialismo del siglo XXI” que naufraga a ojos vistos en Venezuela. De la prehistoria “el socialismo realmente existente ” ni hablamos, esta muerto y enterrado como Honecker, el dirigente comunista que inventó ese chiste cruel con pretensiones.
El mismo Carlos Marx que más de una vez fue iluso, señalaba lleno de confianza “que de todos esos balbuceos, vacilaciones, intentos fracasados, tragedias y comedias, los hombres del futuro se reirán a satisfacción” (cito de memoria).
La “asociación política” de hombres y mujeres para hacer una revolución, la creación de ese “instrumento” (llámese partido o movimiento) no es más que un medio para bregar por ese fin. Obligar a un(a) militante a “no poder renunciar”, fue un hecho cotidiano en el período pasado. No hay quién no conozca el caso de un(a) militante que estuvo en el brete . Presentar renuncia, “pedir la baja” no era aceptada por los mandamases organizativos. El militante(a) que “discrepara” quedaba en el brete de la persecución del antiguo enemigo, ahora reforzada por la persecución, aislamiento y negación de recursos de sus viejos compañeros. Cierto demócrata “kantiano”, jefe renunciante por más señas y fallecido, fue un jeremías de la democracia, y un perseguidor febril de “discrepantes”.
Algunas buenas almitas del “radicalismo” no lo han comprendido nunca y, por ello fueron siempre instrumento útil de otros, que sí sabían lo que buscaban con sus coacciones.
Amodio se opuso a ciertos planes: desde el Hipólito al Tatú o Segundo Frente. A otros –anteriores- se opuso también, pero empíricamente a medida que iban mostrando su ineficacia . Eran discrepancias de fondo, inmediatamente después del “Abuso”. Esas mismas discrepancias implicaban que no podía ser mantenido en la dirección, si la vieja dirección iba –como se acordó expresamente en una reunión en el Penal de Punta Carretas- a “darse un baño de realidad” en la base.
Los que hasta ahora –hay muchos todavía que creen en esas patrañas- han leído las “historias” mentirosas de EFH, saben bien que el afán de volver a un primer plano de dirección, prohijó las “conspiraciones” en cuya narración tanto se regocija EHF, que las presenta como “necesidades” o en el peor de los casos como simple “travesuras”. Nada de eso. Eran la violación más flagrante de la legalidad interna aceptada . Eran de hecho una traición. Y eran el preludio del desbarranque brutal que llegó después.
El Plan Hipólito era una respuesta a las bandas para-militares armadas que asolaban al entorno civil, de combate y de lucha popular, sin ser orgánicos. Los Comandos Caza tupamaros eran el embrión de la Triple-A argentina, con todo lo que esto implica. Cómo dar respuesta a ese gambito de la reacción, en sí mismo, es todo un tema. Para no caer en el enfrentamiento de aparato contra aparato , porque detrás esta el Estado, con toda la inmensa fuerza represiva que este encierra.
El Segundo Frente o Plan Tatú es otro gran tema. ¿Era posible lanzar la guerrilla rural en el Uruguay? ¿Era posible después de los magros resultados de la “elevación de la conciencia popular electoral” después de las elecciones? ¿Era la “solución” al “problema logístico” que planteaba el caudal de los fugados? ¿Cabían o no otras soluciones? ¿Merecían o no discutirse prolijamente, las implicaciones de extender la lucha militar al campo “para aliviar la ciudad”, con seriedad? ¿Hasta qué punto había llegado a calar en los dirigentes , la consigna, el esquema, la formulación de que “éramos indestructibles”, el tema del “doble poder” y otros?
Todo eso plantea Amodio desde su reaparición del 2013. Esta en YouTube, está en formato libro ahora.
Y dejamos por el momento fuera el tema “de las reorganizaciones” que no era “simplemente” el tema mandar este militante para tal frente, a tal otro para tal lugar. Porque esas reorganizaciones –que tuvieron su lugar en la derrota- implican también, los cambios políticos que algunos prohijaban para reforzar sus eventuales cadena de mando , al seno de la interna.
Por todo eso, el tema merece un artículo más.
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